Los que ayer tuvimos la oportunidad de disfrutar de la poesía y la palabra de Andrés Carrillo en el Café Zalacaín, dentro del ciclo de los 'Lunes Literarios', seguimos hoy con el sabor amargo de sus palabras en el paladar, con su verdad dicha sin adorno clavada en el corazón, pero también con la belleza de sus metáforas, directas como una bala descargada directamente en la sien, volando por nuestras cabezas.
No es Andrés "un poeta" -dice él- y miente como sólo un poeta puede hacerlo (sorry hermano), porque su capacidad para hilar imágenes y palabras no puede ser una suerte de casualidad, ni tampoco una ausencia de trabajo (aunque siempre diga que no corrige nada de lo que escribe). Es su poesía un torrente de sinceridad salida del estómago, de las entrañas del hombre, que es en donde, casi siempre, reside nuestra sinceridad antes de ser tamizada por nuestra cabeza.Del recital salimos convencidos y felices de que hay tantas religiones como versos sueltos en la poesía, pero ayer todos abrazamos el bautismo del heavy metal, del rock duro, de la poesía-metal de Andrés, todo ello bajo la imagen de nuestro padre Ozzy Osbourne y de los siempre imprescindibles Metallica. Larga vida a la poesía y la música sincera "de cojones".
Una vez más se colgó el cartel de no hay billetes en la puerta del café, lo que sigue sorprendiéndome enormemente: la gente acude a un bar un lunes por la noche a escuchar poesía. Así que, con la fuerza que me da vuestro apoyo y presencia seguiremos al pie del cañón con mas literatura cada lunes, el que viene, día 6 de febrero, estará con nosotros José Luis Cerón, un gran poeta oriolano.
